12.05.2013 20:38
Mirada a la recta de meta, primera curva, casi alcanzaba a ver la segunda. No había nada más para Fernando Alonso en un instante en el que se hacía el vacío más allá del asfalto. Miraba su carrera, veía su futuro, preparaba la magia roja. Faltaban unos pocos minutos para subirse en el coche y la parrilla de salida era una locura de fotógrafos, modelos, presidentes de federaciones, autonomías, asociaciones.... pero Alonso estaba sólo con su Ferrari. Sólo sentía en ganar.
Y ganó. Era inevitable la victoria de hoy para el español en Montmeló. Lo merecía, lo sentía y lo iba a hacer. Así lo preparaba y fue casi como quería. Sólo le falló la salida, partía quinto y en la primera curva seguía en esa posición, pero en la segunda hizo efecto el primer truco, adelantamiento espectacular y doble a dos genios, Lewis Hamilton y Kimi Raikkonen, era tercero. Y era momento de esperar el instante perfecto.
